sábado, 23 de agosto de 2014

DE LA MANO INVISIBLE

“Los milagros económicos del siglo XX, no se alcanzaron con el laissez faire
sino contra él”. Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX.

De la mano invisible del mercado habló por primera vez en 1776 Adam Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones”. Por  aquellos mismos años iniciales del capitalismo, los fisiócratas popularizaban el “laissez faire”.
De la mano invisible del mercado el capitalismo desarrolló su expansión mundial en el siglo XIX, acumulando gigantescas riquezas, a la par que la explotación, la miseria y el hambre.
Contra la mano invisible del mercado se organizó el naciente movimiento obrero en Europa, y con él y de él surgieron los Partidos Socialistas que con lucha y con sangre consiguieron leyes y conquistas que mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores.
De la mano invisible del mercado llegó el imperialismo como desarrollo del capital financiero en los inicios del siglo XX, y como producto de él la primera gran guerra y la primera gran crisis de Wall Street que arrojaron a millones de hombres y mujeres a la muerte, la desocupación, el hambre y la miseria, provocando además una profunda depresión en la economía mundial.
Contra la mano invisible del mercado surgieron el New Deal con Keynes en los Estados Unidos, y el Plan Beveridge en Inglaterra que dio lugar a los Estados de Bienestar, garantizando empleo y derechos sociales a los trabajadores y pujanza en la economía.
De la mano invisible del mercado, el neoliberalismo logró en las últimas décadas su máximo desarrollo, privatizando y transformando el trabajo, la educación y la salud en mercancías, abriendo brechas enormes de desarrollo entre países y dentro de ellos, y configurando a la desigualdad como su principal rasgo distintivo. La desregulación absoluta de los mercados financieros produjo la última crisis de las subprime en los Estados Unidos, con la caída de su máximo símbolo, la banca Lehman Brothers, empobreciendo y dejando sin vivienda a centenares de miles de estadounidenses, y generando una crisis en Europa que todavía no encuentra salida.
De la mano invisible del mercado no llegarán escuelas ni hospitales, ni el cuidado del ambiente ni de los más necesitados, ni siquiera la eficiencia económica, a pesar del canto de sirena de los economistas ortodoxos que la pregonan.



viernes, 20 de junio de 2014

LOS BUITRES VIENEN DESDE EL FONDO (DE LA HISTORIA)

Las consecuencias dereciente fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos favoreciendo a los fondos buitre, ratifican lo que siempre dijimos: la deuda fue y es una pesada carga en la espalda de todos los argentinos.

El incumplimiento del histórico fallo del Juez Ballesteros que ordenaba auditar dicha deuda a fin de analizar su legitimidad determina que hayamos pagado en los últimos años más de 400.000 millones de dólares y debemos aún más de 250.000 millones.

Desde el primer empréstito con la banca Baring de 1824, los argentinos hemos aprendido con dolor que la deuda externa fue el flagelo socioeconómico que marcó nuestra economíaa lo largo de la historia.

Cuando fue el golpe al general Perón, en 1955, la deuda era de 57 millones de dólares. En junio del año posterior, en 1956, la Argentina se incorpora al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y renuncia a los convenios bilaterales para entrar al Club de París. En 1958 la dictadura emergente deja 1.051 millones de dólares de deuda.

El gobierno digno de Arturo Illia, en 1963, reduce la deuda externa en 400 millones de dólares, quedando en 1.700. Sin embargo, las dictaduras de OnganíaLevingston y Lanusseduplican la deuda externa y la llevan a 3.782 millones. Ya empiezan a aparecer nombrescomo Krieger Vasena y Martínez de Hoz, los cerebros que van a diseñar esta gran estafa.

Con el golpe de 1976 la deuda se dispara a 37.300 millones de dólares, quintuplicando la de 1975 durante el gobierno de Isabel Perón. Ya con el retorno de la democracia, y después del Plan Austral y la crisis que se disparó en 1989, la deuda queda en 57.777 millones hasta que en los 90 se establece el Plan Brady.

El Plan Brady –llamado así en honor al Secretario del Tesoro de Estados Unidos- vino a ofrecer una supuesta reestructuración de la deuda con una quita del 35 por ciento, pero a cambio de las reformas estructurales que nos exigíanque estaban referenciadas en lo que se llamaba “el Consenso de Washington. Al Plan Brady le siguieron el Blindaje y el Megacanje.

El resultado, una verdadera tragedia económica y social; no solamente no se soluciona el problema de la deuda sino que se encorseta a la República Argentina en una situación muchísimo más grave a futuro. En efecto, de aquella deuda que teníamos con organismos multilaterales o países, nuestros deudores pasaron a ser bonistasque pudieron ser jubilados alemanes, italianos o japoneses que compraron y vendieron –algunos se sintieron estafados– sus bonos; pero los que siempre hicieron el gran negocio fueron esos llamados fondos buitre.

Por ello, seguimos insistiendo en la necesidad de crear una Comisión Bicameral para la Deuda Argentina que, en consonancia con las atribuciones conferidas por nuestra Constitución Nacional al Congreso de la Nación, indague sobre la ilegitimidad de la deuda, y, a partir de sus antecedentes, proceder a formular las estrategias para abordar el tema en todas sus dimensiones.

Debemos abordar la deuda como política de Estado, y para ello el Congreso debe retornar sus facultadesAlejandro Olmos decía, “las deudas se pagan: las estafas, no”.

La situación en que deja al país el fallo del juez Griesa sobre los fondos buitres es de mucha gravedad, ante lo cual debemos buscar un camino de salida que no genere graves consecuencias para la Argentina.


viernes, 7 de marzo de 2014

8 DE MARZO: DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES

En su célebre “Declaración de los derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, redactada en 1789 para ser decretada por la Asamblea Nacional, Olympe de Gouges rechaza la exclusión cívica de las mujeres basada en los prejuicios de su naturaleza, diciendo que “La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales solo pueden estar fundadas en la utilidad común”. Por su “Declaración”, Robespierre ordenó guillotinarla el 7 de noviembre de 1793 “por el delito de haber olvidado las virtudes de su sexo para mezclarse en los asuntos de la república”.
 
Cien años después, otra de las feministas francesas más audaces, Hubertine Auclert, le escribió en 1880 una carta al prefecto, rechazado pagar sus impuestos hasta que pudiera votar: “Yo dejo a los hombres que se arrogan el poder de gobernar, el privilegio de pagar los impuestos que votan y se reparten a su gusto. Yo no tengo derechos, entonces no tengo cargas, yo no voto, yo no pago”.
 
La exclusión de las mujeres de la esfera política tiene perfecta sintonía con la concepción tradicional de la relación entre los sexos. Si bien la Revolución Francesa significó un quiebre claro con la sociedad de antiguo régimen, en donde se remplazan los lazos de sangre de la antigua aristocracia como criterio de promoción política por la igualdad de los hombres, se mantuvo incólume para las mujeres el rol acorde a los prejuicios sobre la naturaleza femenina. 
 
Desde hace más de doscientos años, las mujeres de todo el mundo luchan por la igualdad. Primero fue el derecho al sufragio, luego a estudiar, a trabajar y por obtener derechos civiles iguales a los hombres. Sin embargo, las mujeres siguen  todavía  habitando un mundo en donde el ideario francés de igualdad, libertad y fraternidad es aún una utopía.
En nuestra región, América Latina, las luchas feministas y el accionar de los diversos movimientos de mujeres han jugado un rol fundamental en la paulatina eliminación de los estereotipos sexistas y en la discriminación hacia las mujeres. No obstante, se observan condiciones estructurales inamovibles que imposibilitan la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres.
Así como la Ley de Cupos significó un avance significativo para la incorporación de un porcentaje mayor de mujeres legisladoras y transformó  la agenda parlamentaria en un sentido positivo, es necesario avanzar hacia la paridad, no solo en el parlamento sino en los tres poderes del estado, en los tres niveles del estado, y también en los partidos políticos y sindicatos.
 
En un Estado social y democrático de derecho, no cabe neutralidad al decidir el contenido de las normas, ni tampoco al aplicarlas. En uno y otro momento el objetivo utópico debe ser la igualdad y la erradicación de las desigualdades y de las prácticas sociales discriminatorias.
 
Nuestra democracia ha cumplido ya 30 años, el período más largo de nuestra historia política. Remover los  obstáculos culturales y cotidianos que tienen las mujeres para participar en condiciones igualitarias a los varones en todos los ámbitos del espacio público es la asignatura pendiente para avanzar en la profundización de nuestra joven democracia, para afianzarla y para concretar una sociedad más justa y más igualitaria.


sábado, 8 de febrero de 2014

EL AJUSTE ORTODOXO CALMÓ AL MERCADO


La devaluación y la suba de las tasas de interés –es decir, las medidas clásicas de un ajuste ortodoxo- calmaron la histeria de los mercados que drenó las exiguas reservas del Banco Central. Ganaron así los de siempre: los sectores concentrados exportadores, fundamentalmente cerealeros – no los pequeños y medianos productores- y el sector financiero.

Ganó así la prédica de los economistas del establishment, que recorren todos los días y a toda hora los programas de TV, inclusive los del corazón. Con caras y actitud de sabios a quienes se les ha dado la razón, incluso critican: “es un devaluación sin plan”, es decir, van por más, ya que consideran al ajuste insuficiente.

¿El gobierno los seguirá escuchando?. Los viajes de Kicillof al Club de París y los intentos de acuerdo con REPSOL hablan por sí mismos.

Para el cambio de expectativas del mercado financiero fueron mucho más efectivas las medidas que las palabras del gobierno acusando “intentos desestabilizadores”.

El mercado actúa con el bolsillo, no con el corazón. Su alfa y omega es la ganancia, no la democracia.

Con el ajuste ortodoxo –como lo fue siempre a lo largo de la historia- pierden los de siempre: los jubilados y pensionados que tendrán un aumento del 11% en un escenario de inflación del 40%; los trabajadores en negro que representan el 40% de la fuerza laboral y no tienen sindicatos que protejan su poder adquisitivo en las próximas negociaciones salariales.

A pesar del intento con los “precios cuidados”, el precio de los alimentos, los medicamentos, los servicios y los combustibles no bajaron, por el contrario ya subieron suficiente y lo seguirán haciendo. Los grupos económicos –formadores de precios- cubren siempre sus ganancias y rentabilidad, las familias trabajadores no tienen como hacerlo.

La Argentina desigual se profundiza y lo seguirá haciendo si el gobierno no cambia el método de hablar por izquierda y marchar por derecha, perdiendo así la batalla cultural que dice encarnar.