viernes, 28 de diciembre de 2012

DOHA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

¿EN QUE PLANETA VIVEN?



La Cumbre del Clima de las Naciones Unidas en Doha, que reunió a 195 países, cual continuidad de Río + 20, finalizó sin ningún avance. Otra reunión sin resultados concretos como ocurrió en Copenhague 2009, Cancún 2010 y Durban 2011.

El calentamiento global golpea al planeta con tanta evidencia que ya nadie desde la ciencia y el sentido común discute. Los rigores de los inviernos y los insoportables veranos siguen cobrando vidas, las temperaturas extremas adquieren magnitudes no recordadas y los temporales de fuerza inédita devastan ciudades enteras.

Catástrofes que castigan con más crueldad a los países más pobres, pero también allí a quienes más contaminan y se niegan a tomar medidas. En agosto del 2005 el huracán Katrina arrasó el sudeste de los Estados Unidos y en octubre pasado Sandy lo hizo con Nueva York. El tiempo se volvió loco, dicen.

A pesar de la preocupante realidad, Estados Unidos y China siguen oponiéndose terminantemente a cualquier clase de regulación supranacional, ignorando el Protocolo de Kyoto que obliga a reducir las emisiones de dióxido de carbono, que es el causante principal del calentamiento global.

Al ritmo de contaminación actual, continuará la disminución de agua potable disponible por el derretimiento de los glaciares, aumentará la desertificación y el nivel de las mareas, la intensidad, frecuencia y magnitud de los incendios, las inundaciones, y las sequías serán cada vez más graves.

A mediados de este siglo la población mundial habrá llegado a unas 9000 millones de personas y de ellas, unas 200 millones se verán desplazadas por problemas medioambientales.

Las Cumbres de los que deciden, de quienes tienen el poder en el mundo, se suceden año por año, sin tomar decisiones que paren la locura de seguir contaminando. A ellos podríamos perfectamente preguntarles: ¿En qué planeta viven?

Séneca, sin poder predecir el cambio climático, sí la conducta del hombre, apuntaría resignadamente: “Errar es humano, pero perseverar es diabólico”

miércoles, 12 de diciembre de 2012


NO ALCANZÓ


No alcanzó. No alcanzó su inmenso dolor de madre, los 10 años de búsqueda incansable, el enorme compromiso con las mujeres víctimas de trata rescatadas. Desde aquel ya lejano 3 de abril del 2002 en que una mañana fue secuestrada Marita Verón, Susana Trimarco empezó en absoluta soledad un trabajo imparable para llevar a la justicia a los responsables directos del secuestro y desaparición de su hija. Le llevó 10 años de búsqueda y 10 meses de juicio.

No alcanzó. En sólo 10 minutos de lectura de la resolución, la Sala II de la Cámara en lo Penal absolvió a los acusados enviando un claro mensaje de total impunidad para las redes de trata, a toda una sociedad que recibió el fallo entre el estupor y la sorpresa, porque en su mayoría creyó hasta pocos minutos antes de conocer la sentencia, que se haría justicia.

El delito de trata de personas es un delito que no podría llevarse a cabo sin la connivencia de sectores de la policía y de la justicia y el fallo por el secuestro y desaparición de Marita Verón nos mostró que esa connivencia de los tratantes con el poder político sigue vigente.

Todo lo hecho hasta hoy por las organizaciones de mujeres para combatir este delito y en particular el compromiso de la madre y la hija de Marita Verón instaló este tema en la agenda pública y empujó la sanción de la ley de trata en 2008, pero no alcanzó para desarmar el entramado de redes de delincuentes, poder económico y poder político que hace que en promedio una mujer cada tres días sea capturada para ser explotada sexualmente.

Todo un país indignado se movilizará en los próximos días para repudiar el fallo, para exigir justicia. Para que aparezcan Marita Verón, Cristina Ojeda, Florencia Penachi. El pueblo movilizado reclamando justicia es hoy el tamaño de la esperanza de los familiares que buscan esas jovencitas, que quieren saber qué pasó con ellas y que se condene a los responsables de esa desaparición.

Para que se haga justicia. Para terminar con la impunidad. Para que esta vez alcance

jueves, 6 de diciembre de 2012

TRIBULACIONES ACERCA DE LA BOLETA UNICA.


A VOS, ¿QUÉ TE CONVIENE?

En aguas tumultuosas y amarronadas, como el Paraná con sudestada, discurre el sistema electoral en Santa Fe. Ciertamente, el año que viene es un año electoral y entonces los partidos políticos y los potenciales candidatos disertan y debaten los beneficios, bondades y ventajas del sistema electoral.

¿Boleta única o neolemas?, ¿boleta única actual o modificada?, ¿elecciones locales simultaneas o desdobladas de las nacionales?

Hay un protagonista, silencioso, que mira y escucha por estos días declaraciones de los dirigentes políticos por radio y TV y las lee por los diarios. Es el ciudadano de a pie y es, quien el año próximo con su voto definirá el mapa político para adelante. A ellos después de las elecciones del año pasado con el sistema de Boleta Única se le preguntó que opinaban de la nueva experiencia.

Fue el CIPPEC, que en julio de 2011 realizó una encuesta en las ciudades de Rosario, Santa Fe, Rafaela y Armstrong. Fueron 1200 casos de mujeres y varones de entre 21 y 70 años. El 94% dijo que es “bueno” o “muy bueno” el sistema de boleta única, el 96% que no tuvo problemas al votar, al 96% le resultó “fácil” o “muy fácil” votar con el nuevo sistema, el 95% no necesitó ayuda para hacerlo, el 85% se sintió seguro con el conteo de los votos, el 86% entendió que las autoridades de mesa estaban “bien” o “muy bien” capacitadas, y el 94% que el proceso de votación fue “rápido” o “muy rápido”.

La Boleta Única terminó con las “picardías” de la política criolla: el robo de boletas en el cuarto oscuro, el voto cadena, el despilfarro económico de millones de boletas impresas innecesariamente y los “arrastres” de las listas sábanas.

La realización de elecciones locales desdobladas de las nacionales, sostuvimos siempre los socialistas, es la mejor manera de defender la voluntad popular. Juntar ambas elecciones, sabemos, es sepultar a la Boleta Única.

El debate está abierto: a vos, ¿qué te conviene?