lunes, 17 de mayo de 2010

Notas del Bicentenario II

¿MUJERES EN LA REVOLUCIÓN DE MAYO?

En los decisivos días de la revolución de mayo, el 19, Casilda Igarzábal junto a un grupo de mujeres fue a buscar a Cornelio Saavedra: “No hay que vacilar” le dijo y lo llevó a su casa y la de Nicolás Rodríguez Peña donde lo esperaban Belgrano, Moreno y tantos otros revolucionarios. Estas casas -como la de Martín Rodríguez-, donde los patriotas se reunían clandestinamente, durante aquellos días de definiciones fueron el laboratorio de los planes revolucionarios. Ahí estaban, también, las mujeres anónimas y decididas de la revolución de mayo.


El virrey resistía, las tendencias conservadoras criollas y los españoles querían mantener el decrépito orden colonial. Fue entonces la actitud firme del pueblo lo que lo impidió. El pueblo que había integrado el ejército de la Reconquista, el que había obligado al Cabildo y a la Audiencia en 1806 a deponer al virrey Sobremonte. El mismo que había hecho la defensa de Buenos Aires ante las invasiones inglesas. Como parte de ese pueblo, en esos hechos y en esos lugares, estaban las mujeres de todas las clases sociales, arrojando ollas de agua y aceite hirviendo desde los techos contra las tropas inglesas.


Las ideas preclaras de los patriotas encarnaron en la realidad por la fuerza de la participación popular. De esa manera se expresaron notables mujeres.


Fue Mariquita Sánchez quien empezó a romper los moldes sociales en 1805, negándose a los catorce años a casarse de acuerdo con las costumbres de la época y eligiendo a un patriota de menor abolengo que el suyo, Martín Thompson, contra la voluntad de sus padres. En su casa se realizaron muchas de las reuniones secretas de los criollos.


Fue Manuela Pedraza la tucumana que empuñó las armas en las calles de Buenos Aires, resistiendo a la primera invasión inglesa en 1806. Aquel triunfo con el protagonismo de los más humildes de la población, de los esclavos y de las mujeres fue el acto político independiente que generó la confianza de los patriotas en sus propias fuerzas e inició el camino hacia mayo.


Fue Juana Azurduy, la guerrillera que perdió a cuatro de sus hijos y combatió embarazada contra las tropas realistas en el norte. Nombrada Teniente Coronel por el Director Supremo don Martín de Pueyrredón y tras haberle hecho Belgrano la entrega de su sable por sus triunfos contra el ejército español, murió indigente otro 25 de mayo y fue enterrada en una fosa común.


El Programa de mayo que anidaba en las mentes de Moreno y de Belgrano y sintetizaba las banderas de los derechos ciudadanos, de la igualdad social, la libertad de imprenta y de pensamiento, el fomento de la educación popular, la libertad de los esclavos, todo ello junto a la libertad de comercio, los garantizaba el primer gobierno patrio.


El motor fundamental del mismo fue el pueblo, y dentro de él, las mujeres tuvieron un papel decisivo.


Cuando uno recorre las páginas de aquellos tiempos se encuentra casi exclusivamente con los "hombres de mayo", fueron hombres los que integraron la Primera Junta, hombres los que encabezaron los ejércitos, hombres los que escribieron la historia, pero es hacer justicia rescatar también el papel que jugaron aquellas mujeres a las que generalmente se ignora.