domingo, 25 de abril de 2010

Notas del Bicentenario


¿Qué pasó el 25 de mayo de 1810?


Aquellos hombres de la Primera Junta surgida el 25 de mayo de 1810 constituyeron nada más y nada menos que el primer gobierno patrio. Fueron Saavedra, Castelli, Belgrano, Alberti, Matheu, Larrea, Paso y Moreno. Antes, la emancipación nacional había dado un paso fundamental con el rechazo a las invasiones inglesas en 1806 y culminaría después de mayo, con la declaración de la independencia el 9 de julio de 1816. Década donde el impulso revolucionario de libertad y de independencia había triunfado contra la reacción que ansiaba sostener el caduco y decrépito orden colonial.

La revolución argentina "no fue un episodio -nos dice José Ingenieros-, fue un proceso. Nació de causas económicas, afirmó la soberanía popular como fuente del derecho político, trasmutó el organismo administrativo del virreinato y marcó una nueva orientación ideológica de la minoría ilustrada que la ejecutó”.


Aquellos hombres de la Primera Junta expresaban tendencias e intereses muy distintos: “Saavedra –dice Juan José Real en su Manual de Historia Argentina- representaba los intereses de los grupos más reaccionarios ligados al monopolio porteño y al feudalismo del interior, siendo además el partido militar. El otro grupo encabezado por Mariano Moreno, secundado por Belgrano y Castelli, representaba la fracción más avanzada y resuelta del movimiento de mayo”.

Contrariamente a lo que intencionalmente dicen y dijeron algunos textos de historia y se pintó en cuadros famosos, el 25 de mayo y sobre todo los días previos el pueblo no sólo no permaneció pasivo, fue –como en toda revolución- el elemento dinamizador, impulsor y determinante de la misma. “la actitud del pueblo vino a resolver las dificultades. Levantándose espontáneamente a la altura de la situación, él fue quien restableció la lucha, alentando a los tímidos, comunicando nuevos bríos a los valientes, y removiendo con manos vigorosas las resistencias que se oponían a las marchas triunfantes de la revolución” (Bartolomé Mitre – Historia de Belgrano -).

La Revolución de Mayo inicio una nueva etapa. Hasta allí, la historia argentina había formado parte de la historia española, iniciábase entonces desde ese momento un camino propio. “los criollos más inteligentes se vieron de pronto elevados a la responsabilidad de tareas con las cuales nunca soñaron. Estas tareas, inseparables entre sí, eran de doble naturaleza: la independencia política nacional y, para consolidarla, la transformación de la sociedad, a la luz de los principios de la revolución democrático-burguesa” (Rodolfo Puigróss – De la Colonia a la Revolución).

Se abría el siglo XIX de la América española con la Revolución de Mayo, uno de los tantos movimientos de carácter insurreccional que encarnaban el espíritu de libertad. “Como si una voz secreta hubiese ido llevando de pueblo en pueblo mensajes de rebeldía –dice Germán Arciniegas- la insolencia de la plebe va creciendo y se oye un ruido de tambores que penetra en las entrañas de los montes, que se multiplica en la plaza de los pueblos, que se extiende por valles y planadas poniéndole a los españoles carne de gallina. Los gritos de protesta que se han dado en Vélez se hermanan con los de Asunción, se multiplican por los campos de Quito y se convierten en el Perú en esa demostración magnifica que llevó a su cabeza la gran figura de Túpac Amaru. Es la conciencia americana que despierta por primera vez desde los días de la conquista. Conciencia de los indios, de los negros, de los mulatos, de los mestizos, de los criollos, de las tres razas que se fundieron en un solo haz y que empiezan a mirarse como unidas frente a un destino común”.

El grito de Libertad de los pueblos pasaba a ser realidad en aquellas naciones que amanecían independientes.